Aunque hay estufa, las tardes son frías. Los chicos de la escuela a veces sólo con la campera de gimnasia, esa ajustada, averiguan alguna biografía, la historia de Grecia, cuestiones sobre ecología. Se sientan en grupos en las mesas. Suele haber uno que dicta, con una lentitud exasperante, párrafos completos del libro, que los demás copian sumisamente entre la modorra y el tedio, como hacíamos nosotros hace tanto tiempo.
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