2/18/2009

Un recorte del diario



Durante el Mundial del 2002 se enfrentaron Inglaterra y Brasil. El deseo de todos los argentinos era que perdieran los dos. Tomás Sanz, periodista de Olé nacido en nuestro pueblo, escribió en aquel momento una anécdota quiroguense:

Esto de que pierdan los dos pasó en Quiroga, mi pueblo, donde los picados eran a morir. Dos rejuntados iban 8 a 8, llegó la noche, la pelota se fue al maizal y andá a encontrarla. Moneda para sorteo no había. Definir por pan y queso imposible: ¿cómo ver quién pisaba a quién? Uno gritó: "Juguémoslo a Feliz Domingo. ¿Cuál es la capital de Burundi?" Silencio en la oscuridad. "¿La fórmula del ácido desoxirrubonucleico?" Musa nocturna. "¿Una de las ocho maravillas?" "El Coloso de Rodhers", se escuchó. No se supo quién había acertado, llegaron a las piñas, al no ver nada hasta los del mismo equipo se surtían entre sí, y perdieron los dos.


Cuando me regalaron este recorte, hicieron este comentario:
-¿Cuándo hubo un maizal al lado de una cancha de fútbol? Cuanto mucho, yuyos.

Sobre Tomás Sanz, aquí.

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