3/06/2011

¿Quien ha visto pasar al león?




En la primavera de 1978, las maestras del jardín de infantes escribieron a un teatro de Buenos Aires pidiendo una obra de teatro para representar a fin de año.
Recibieron una respuesta sorprendente: un grupo de teatro se ofrecía a venir si les pagaban los gastos. Así fue que un viernes a la tarde medio pueblo se reunió en la estación para recibir al elenco de ¿Quién a visto pasar al León?
Al día siguiente a la tardecita, los chicos del pueblo, bañados y con ropa limpia, ocupamos todas las butacas de madera del cine. Detrás del telón, los sorprendidos artistas espiaban encantados ese mar de chicos inquietos y contentos (contaron luego que en Buenos Aires los chicos no salen solos, así que desde el escenario se ven intercalados niños y adultos). Empezó la obra, que contaba una historia que tenía animales y canciones. En un momento, el león protagonista saltó del escenario y corrió hacia la vereda entre las filas de asientos. Lo perseguían dos detectives, uno bajito y otro muy alto. El león gritó: "¡ayúdenme!" Parece que los chicos de la ciudad, acostumbrados a este recurso teatral, se quedaban sentados sin reaccionar. No fue nuestro caso. De un salto nos lanzamos encima de los detectives. Y los detuvimos. Y les rompimos los trajes. No recuerdo el argumento de la obra, pero sé que el traje de los detectives tenía flecos transparentes. Lo sé porque esa noche volví a mi casa con un puñado de esos flecos en la mano. La obra llegó a su fin y al día siguiente la compañía teatral volvió a Buenos Aires.

Por esas cosas de la vida, y de Quiroga, más de treinta años después se escapó un león en serio de un circo de esos que aparecen cada tanto, con la previsible estampida de espectadores, que dejaron olvidados cientos de ojotas en la carpa, mientras se metían en cualquier auto de la calle.
Seguramente, entre el público del circo estaban algunos de los espectadores de la obra de teatro, que en el apuro y por el peligro, no pudieron socorrer al león que verdaderamente necesitaba ayuda, tan lejos de la sabana africana y tan perdido en la pampa.



8/23/2010

Rock al Campo



Encontré, buscando en Google, testimonios de bandas que visitaron Quiroga invitadas a Rock al Campo:

"...acudieron 1200 personas que en ese gigantesco salón permanecían sentados. Imaginate, en medio del campo.. un gran salón.. una gran feria hippie.. mucha cerveza (obviamente no podía faltar como tampoco podían faltar el chori y el pancho) había nenes, nenas, locos, locas, gauchos y chinas"
"... el público se pone de pie, aplauden y ovacionan por más de un minuto..."
http://www.submarinopirata.com/recitales/recital13.htm

"...Que decir de este Festival...la organización tremenda....primermundista ..., un sonido que te volaba la capucha y unos choripanes de chorizo de cerdo que mamita querida, todo eso matizado con el espiritu Rockero de la gente del lugar."
 http://www.fultonespina.com.ar/shows/diario2003-12-26.shtml

"...fueron invitados a participar del "Rock al Campo" en Quiroga (2004) festival internacional que los marcó por la calidad y calidez de los organizadores y bandas colegas..."
http://www.foro3k.com/rincon-del-under/84773-la-data-aleman-grup-la-banda-mi-viejo.html

Ojalá que vuelva a realizarse.

7/04/2010

A todo color


Hace 30 años, se hizo un lunch en el salón del Club Atlético. Esta reunión se realizó con el fin de introducirnos a la máxima tecnología del momento: la televisión a color, como se decía. Fue todo el pueblo. Como parte de la presentación de aquel aparato enorme, vimos en colores los goles del mundial 78. Y los festejamos como si fueran en vivo. También confirmamos que el Increíble Hulk era verde, algo que luego fue comentado por los chicos del barrio. Con el paso de los meses aparecieron los primeros televisores en el pueblo, recuerdo que en el club, en la casa del comisario, y con el paso de los años, casi en todos lados, aunque hoy todavía sobreviven algunos televisores en blanco y negro.

En aquel entonces vivíamos muy aislados. A veces, con las lluvias, no podíamos salir del pueblo, nos quedábamos sin luz y sin teléfonos (faltaban años para el discado directo). Entonces se justifica que hiciéramos una reunión para festejar la llegada del progreso.



5/31/2010

¿Quo vadis?


Hace años, los chicos teníamos permiso para salir solos los sábados a la noche: íbamos al cine. Recién bañados, peinados y perfumados, nos hamacábamos en las primeras filas de butacas hasta que apagaban las luces y nos atrapaba la historia de tal manera que se nos derretía en las manos el maní con chocolate. Así lloramos desconsoladamente con "El Campeón", gritamos de alegría cuando el chico de "El Corcel Negro" se quitó el antifaz y por fin el caballo lo reconoció, y nos reímos saltando en las butacas con los Superagentes.
Fuimos a ver todas las películas de Terence Hill y Bud Spencer, pataleando sobre el piso de madera si la película se cortaba, y nos dormimos cuando dieron "Gandhi", que fue muy larga hasta para los grandes.

Volvíamos a medianoche a casa con todas esas imágenes dando vueltas en la cabeza, si era verano con el zumbido de los mosquitos en cada farol de la calle, con sapos saltando en nuestro pueblo ya dormido; y en invierno cerrando los abrigos mientras bajábamos la cabeza para enfrentar el viento que a esa hora empezaba a helar el pueblo.