7/26/2009

Aventura a la hora de la siesta

-No hay que meter nada en los enchufes- dijo la madre de una amiga quiroguense.
A mi amiga, que en aquel entonces tendría unos nueve o diez años de edad, ni se le había pasado por la cabeza hacer algo así, pero la advertencia le despertó la curiosidad. Así que un día aguardó que sus padres se fueran a dormir la siesta, abrió un clip y metió los extremos del alambre en cada uno de los agujeros del enchufe.
En su casa, como en todas, era estricto el silencio a esa hora, así que salió despedida varios metros sin hacer el menor ruido.
Con los pelos erizados y los ojos abiertos del susto se fue a recostar a su cama. Durmió toda la tarde.
Le quedó como secuela el miedo a la electricidad y la costumbre de la siesta.

1 comentario:

Carlos 6d2 dijo...

Todos hicimos lo mismo!! Metimos con mi hermano escarbadientes ...mojados!! menos mal que la corriente era la de la vieja usina de Angelito Giusti, pero igual nos quedó como experiencia.. que la madera mojada es buena conductora de electricidad.