7/01/2009

Las comunicaciones

Mi abuela me contó que cuando alguien preguntaba cómo llegar a Quiroga, en La Niña decían:
-Siga los palos del teléfono.
Como el progreso se retrasó, el sistema telefónico con operador de aquel entonces duró muchos años.
Tenía una ventaja que recuerdo: cuando uno buscaba a alguna persona, la telefonista asesoraba con el posible paradero. Se daban conversaciones como esta:
-¿Número?-
-Siete seis-contestaba el usuario.
-No contesta-decía la telefonista-¿Buscás al doctor?-agregaba, servicial.
-Sí.
-Recién pasó para el hospital - informaba.
-¡Ah! ¿Me comunica?-decía el posible paciente.
Y así podíamos localizar al doctor.
Como desventaja tenía la cuestión de "la demora":
-Quería llamar a Buenos Aires-solicitaba el usario.
-Hay cuatro horas de demora-respondía la telefonista.

Cuando llegó el discado directo nacional yo vivía lejos. Después de hacer largas colas, con un montoncito de cospeles llamaba a casa.
Cuando caía el último avisaba:
-En cualquier momento se corta-. Y me pasaba los últimos segundos despidiéndome.
En una de las tantas crisis, con un cable que nos pasábamos por debajo de la ropa desde la muñeca izquierda a la muñeca derecha, pinchábamos aquellos teléfonos naranjas para hablar gratis. Algunos quedaban desbloqueados y se acumulaba gente que esperaba para comunicarse con sus familias.
Pronto fue fácil tener teléfono, pero seguía siendo caro. Así que muchas veces decíamos:
-Cuando llegue te llamo, dejo sonar dos veces y cuelgo.
Era la manera de avisar gratis que estábamos bien.

Pocos años después, la tecnología empezó a avanzar muy rápido. Llegaron los celulares y finalmente llegó internet.
Desde la red, los que estábamos lejos empezamos a conectarnos. Con el Messenger, desde Quiroga, alguien reunió, en la misma ventana, a quiroguenses que estaban en otras ciudades. Incluso en otros continentes. Y esto ocurrió más de una vez.
Algunos empezamos a escribir blogs, otros abrieron fotologs.

Ahora, cuando tantos nos hemos reunido en un grupo en Facebook, pienso que el objetivo final, siempre, es reecontrarnos.
Aunque hoy, para ir a Quiroga, en vez de seguir los palos del teléfono, los viajeros sigan las indicaciones de un GPS.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial recuerdo, mejor redacción.
La tecnología es fría, debe ser por eso que llegó casi sin que nos diéramos cuenta... ahora, que histéricos son los Micros que con ruta y todo se niegan a llegar a Quiroga. Y de los trenes ni hablar, más histéricos que las mujeres en el siglo XX y que los hombres en el XXI. Será que crece la comunicación porque estamos cada vez más lejos?... Que progreso más confuso éste...

Anónimo dijo...

Pensar que mi viejo, Antonio Scarpino, (ya fallecido) entro en telefonos del estado en la oficina de Quiroga alla por el 54, y es verdad todos los operadores te asesoraban, que humano era eso, no como ahora que te habla una maquinita!!!